jueves, 1 de noviembre de 2012

Ryanair: el complejo Titanic a la inversa

Seguramente casi todos vosotros habréis visto a estas alturas la segunda película más taquillera de la historia, Titanic, la dramática cinta de James Cameron en la que el famoso transatlántico pereció en medio del océano al chocar frente a un iceberg. Miles de conspiraciones y leyendas surgieron en torno a esta catástrofe del barco que fue apodado "el insumergible". Precisamente ha sido siempre esa paradoja la que a muchos nos ha llamado la atención de la historia, es decir, como un gran barco de dimensiones colosales y hecho con los mejores materiales adquirió una popularidad plena; popularidad manifestada en confianza e ilusión en un barco idealizado que, según algunos, no se podía hundir. Sin embargo, la realidad se hizo patente y el Titanic se partió en dos y acabó formando parte de la triste historia del fondo marino Atlántico.

Personalmente, me parece una historia llamativa y que ha alcanzado cotas tan míticas como las que en la actualidad lo hace la crítica hacia la compañía aérea más famosa del momento: Ryanair. Sin embargo, aquí, al menos bajo mi punto de vista, pasa precisamente lo contrario: miles de voces agoreras claman al cielo sobre el peligro andante que supone Ryanair a la par que cientos de personas se niegan a volar con una compañía que, según se lee, trata poco peor que a un rebaño de ganado. Sin embargo, ¿No creéis que ninguna de las dos historias eran o son completamente reales y existe cierto componente de hipérbole en estos discursos?

Esta reflexión la he necesitado plasmar sobre todo tras comprobar este miércoles como una noticia sobre Ryanair se ha ido engrandeciendo hasta ocupar titulares de ciertos medios digitales de masas. El titular que podréis leer sobre ella, más o menos, será el siguiente: La Guardia civil echa a una señora de un avión de Ryanair por llevar un libro y un pergamino en la mano.

No sé vosotros, pero a mí este titular me causa, como mínimo, cierta gracia y es que la historia que plantea en sí misma es tan surrealista que parece imposible que sea real. Pero claro, es en este momento en el que la todopoderosa red de redes nos permite colgar el siguiente video en el que algunos privilegiados, yo al menos no lo he conseguido, pueden ratificar plenamente lo que se les cuenta.



Como resumen de todo ello, nos encontramos con una tremenda injusticia social por la que una señora que iba tan tranquila a su vuelo con un libro y un pergamino en la mano de repente no puede volar porque se lo obligan a facturar y su tarjeta le falla, obligándole la Guardia Civil a desalojar el avión por no poder, según se deduce, facturar esos elementos que, fijaros en la desgracia, ni siquiera le dejan que se los lleve otro pasajero.

Sin embargo, llegados a este punto, ¿Nadie nota que algo huele raro en esta historia? ¿De verdad alguien cree que la Guardia Civil entra en un avión porque una señora lleva un libro y un pergamino que exceden su equipaje? Quizás sea muy ingenuo, pero es que esa situación que se plantea me parece imposible y, desde mi humilde experiencia como asiduo a la low cost más barata del mercado, intentaré dar una explicación racional a lo ocurrido para ver si ponemos un poco de cordura en este asunto.

Una clarificación que personalmente me parece indispensable para aclarar este asunto creo que debe ser la de diferenciar entre personal de tierra, que es aquel que se encuentra en el aeropuerto y realiza el embarque, y la tripulación a bordo, siendo los azafatos y azafatas las que establecen el contacto con nosotros. Ambos poseen unas funciones específicas y claras. Los primeros son los encargados de revisar la documentación y controlar todo el proceso de embarque, lo que incluye el control del equipaje. Por su parte, los segundos se encargan de revisar de nuevo el billete y acomodar al pasaje.

Llegados a este punto, ¿Cómo es posible que una señora llegue al propio avión incumpliendo el control del equipaje? Algunos plantean que tal control es efectuado por el tripulación a bordo. Sin embargo, la versión oficial (nada más y nada menos que un comentario en Facebook) nos dice que el pasaje oyó gritos y de repente vio llegar a esta señora al avión pidiendo airadamente que algún pasajero llevase en su maleta su libro y pergamino.

En este punto de la noticia, cuando seguramente la mayor parte del común de los mortales ya haya dicho la mítica frase de "yo no vuelo con esta gentuza", ¿Por qué nadie se plantea cómo una señora que no ha podido pagar una tasa que le obligan para subir al avión está en el avión? ¿No será que la Guardia Civil está en el avión porque esta señora hizo caso omiso al personal de tierra y embarcó ella sola a lo Juana de Arco? Obviamente no soy testigo presencial de lo ocurrido y nada puedo afirmar al respecto, pero la conexión entre fuerzas del orden y señora que llega a un avión sin tener trámites previos resueltos parece bastante obvia.

Una vez que estamos en este punto de la historia, ¿Cómo es posible que algo así haya llegado a trascender a medios como Público, El Huffington Post, ABC, El Economista o El Correo que se supone ejercen una cierta labor periodística a la hora de seleccionar una noticia?

Aunque solo sea porque cualquier persona con un poco de cabeza si ve que tiene un libro y un pergamino de más lo metería como pudiera en la maleta, dentro del abrigo o le pediría el favor en la cola de embarque a otro pasajero, debiera haber existido, al menos en mi humilde opinión, una cierta cautela a la hora de difundir noticias como estas que la gente, además, se cree rápidamente sin pensar mucho en lo que se le está contando.

Ni tengo ni seguramente jamás tendré fortuna suficiente como para ser accionista de Ryanair pero, aún así, ante este tipo de información mediática carente de cualquier tipo de criterio, no puedo hacer otra cosa que ponerme del lado de una compañía que, por otro lado, ha conseguido romper los precios del mercado aéreo y, además, ser una de las compañías más rentables. Sin embargo, la noticia curiosamente no es cómo una compañía con precios que reducen a la mitad el precio de mercado de un vuelo consigue ser la más rentable, sino que hay gente que llevando maletas más grandes de las que en la publicidad de la compañía se indican tienen que pagar una tasa. ¿Se imaginan ustedes a alguien aparcando sin ser minusválido en una plaza reservada para este colectivo y poniendo el grito en el cielo porque le han multado? Yo no y de ahí que no de crédito cuando veo este tipo de cosas.

3 comentarios:

  1. Pues es tan sencillo como que pasó los controles de equipaje, llegó a la sala de embarque, en una tienda compró un libro y un pergamino, en el control de la tarjeta de embarque no lo vieron o no es su función decir algo o la señora lo tenía escondido, accedió al avión y, al verla con libro y pergamino, la exigieron el pago de la tasa, momento en que no le funciona la visa, etc....

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  2. Hola JotaeleRS; en el artículo hemos intentado precisamente aclarar esa versión que por lo visto está bastante extendida. La señora, según se dice, llegó al avión una vez todo el pasaje estaba acomodado y después de que el pasaje oyese desde fuera una serie de gritos. Se entiende, por tanto, que el problema venía de antes. Además, como comentamos, la tripulación nunca realiza tareas de control de equipaje, eso es una función reservada al personal de tierra que está contratado, entre otras cosas, para ejercer este tipo de funciones.
    ¡Espero haberte aclarado un poco la situación real!

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  3. Hola amig@,

    He conocido tu blog a través del de una amiga y me gusta mucho.

    Dicen que no te acostarás sin aprender algo nuevo a diario y efectivamente, asi es.

    Si lo deseas puedes pasarte por felicidadenlavida

    Un fuerte abrazo,
    Francisco M.

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